El virus de la hepatitis C (VHC) causa infección aguda y crónica. Por lo general, la infección aguda es asintomática y muy raramente se asocia a una enfermedad potencialmente mortal. Aproximadamente un 15-45% de las personas infectadas elimina el virus espontáneamente en un plazo de seis meses, sin necesidad de tratamiento alguno.
El 55-85% restante desarrollará infección crónica, y en estos casos el riesgo de cirrosis hepática a los 20 años es del 15-30%.
El diagnóstico precoz puede prevenir problemas de salud derivados de la infección, y también la transmisión del virus. La OMS recomienda el cribado en personas que puedan correr un alto riesgo de infección.
Los grupos de población más expuestos al riesgo de infección por el VHC son:
- los consumidores de drogas inyectables;
- los consumidores de drogas por vía intranasal;
- los receptores de productos sanguíneos infectados, y los pacientes sometidos a intervenciones invasivas en centros sanitarios cuyas prácticas de control de la infección son inapropiadas;
- los niños nacidos de madres infectadas por el VHC;
- personas cuyas parejas sexuales están infectadas por el VHC;
- personas infectadas por el VIH;
- reclusos o exreclusos, y
- personas que hayan tenido tatuajes o perforaciones ornamentales (piercings).